El Pervertido
Para Santiago Repetto.
La primera vez que oyó su voz pensó que había sido un error. Imaginó que se trataba de un amante llamando a una novia para compartir una apasionada noche de sexo telefónico. Pero cuando recibió tres llamadas iguales en tan solo una semana supo que no era un error.
“Putita… te quiero para mí”, decía aquella voz tras el auricular. Su piel se erizaba cada vez que lo escuchaba susurrar… puta, te quiero para mí, para mí, puta, te quiero… Y de inmediato le colgaba.
Las llamadas continuaron. Pensó en descolgar el teléfono, luego en comunicarse con la policía o con la agencia de teléfonos para averiguar la procedencia de las llamadas. Pensó en una ocasión que lo mejor sería cambiar de número, pero al final de cada posible solución, decidió no hacer nada.
Siempre llegaba a casa pasadas las cinco de la tarde. Se quitaba el vestido, los zapatos y la ropa interior. Deambulaba desnuda por toda la casa mientras preparaba la cena y ordenaba algunas cosas. Sin importarle el frío, le gustaba fantasear que alguien la observaba. Imaginaba que vivía en un enorme edificio con monumentales ventanales por las cuales un desconocido se deleitaba observándola. Pero vivía en un pequeño departamento donde a cada instante debía llamar para que solucionaran los problemas con la calefacción.
Su baño era un rito completo; no tenía tina, así que habilitó el espacio con las comodidades necesarias para pasar ahí el mayor tiempo posible. No se miraba al espejo. Odiaba su reflejo, nunca le gustó mirarse ni con ropa, ni maquillada, menos desnuda. Simplemente evitaba mirarse. Luego de su ritual higiénico comía y se metía a la cama con su babydoll preferido. Todos los últimos viernes de cada mes se compraba uno. Sus preferidos eran los azules porque contrastaban con la palidez de su piel y la frialdad de su soledad. Y a las 9:45 p.m, el teléfono…
Después de un mes, yo no podía más que esperar a que el reloj diera tan ansiada hora. Una noche pensó que ya era tiempo de escuchar algo más que “puta, te quiero para mí”. El teléfono sonó justo a las 9:45. Tomó el auricular y respiró profundo. No sentía miedo, ya no. Experimentó un escalofrío y atendió:
-Putita, te quiero para mí…
Y luego el silencio… se mantuvo firme. Escuchó la respiración agitada de un hombre y exhaló.
-Ahh, ¡putita! te quedaste…
Supo que no había marcha atrás. Pensó en hablarle, en decirle algo, en contestar a sus cochinadas, pero se contuvo. “Cerdo” pensó, mientras él le describía intensas escenas de sexo, en las que ella era la protagonista. Luego de esa primera llamada de 25 minutos, tomó un baño y supo lo que tenía que hacer. Era muy probable que ella lo conociera y si era un perfecto desconocido, sería mucho más fácil.
Las siguientes noches lo mismo, después del baño, la cama y la mirada fija en el teléfono, como si fuera la última llamada. Una desesperación angustiante la embargaba. Pero al fin llegaba el sonido del timbre…
“Putita, ¿qué llevás puesto hoy? No me vas a hablar. Dime putita. Eres la mejor de todas. Yo sé que querés que te lleve a un lugar desconocido. ¿Estás dispuesta, ehh? Yo sé que sí. ¿Querés que vaya y te haga el amor? ¿Que me meta en tu cama para saborearte?, eres la mejor y lo sabes… jajajaja, me río de vos. Sos una nena todavía aunque parecés tan madurita, como una fruta. Dejame meter mi mano putita, dejame…”
Y su mente guiaba sus manos como imanes hacia la secreta humedad de sus ansias hasta llegar a la traición de su propia voz…
-Te dejo…
Sus intensos jadeos se ahogaron justo cuando oyó el otro teléfono colgar.
Se levantó de mal humor porque no pudo dormir ni un solo instante. Hacía frío, pero sabía que el técnico llegaría a eso de las 5:30 p.m a reparar la calefacción por cuarta vez en 2 meses. Fue un día muy largo. La cafetería llena todo el día, ni un solo descanso desde que empezó su turno. Cobró su trabajo y renunció. Pasó a la tienda y compró lo que necesitaría. Corrió al departamento, quería llegar antes que el técnico.
Al entrar supo que no había llegado. Su mal humor creció. El técnico apareció una hora después de lo esperado. Mientras él trabajaba ella se dio su ritual baño. Salió con su bata negra. Él estaba en la puerta esperando la paga. Ella abrió la cartera y le dio el dinero:
-No te tardes hoy… Él la miró sorprendido. Ella se quitó la bata y mostró su diminuto traje azul. El hombre la desnudó y contra la puerta le dijo al oído todas la obscenidades que ella le exigió mientras jadeante lo recibía hasta llegar al clímax. Las más bestiales palabras lograron desembocar el deseo acumulado. Dos meses de ansiada saciedad contenida estaban a punto de acabar.
-¿Soy tu putita?
-¡Eres mi putita!
-¿Me quieres toda para vos?
-Siii, te quiero toda para mí, te deseo desde la primera vez que vine…
Ya en el suelo se dio cuenta de que él era vulnerable… logró hipnotizarlo con un intenso masaje en su entrepierna y se incorporó como una diosa para atarlo de manos simulando un juego.
- ¡Bastardo!, dime putita ahora.
Y le dio un puntapié justo bajo el vientre. El hombre lanzó un grito de dolor.
- ¡Cállate!
Y aprovechó la flaqueza del pervertido para atarle los pies con la cinta que había comprado. Siguió desnuda y justo sobre él, vació de una bolsa el resto de cosas que había comprado antes de volver al departamento. Había un lapicero de tinta negra y una navaja. Lo miró con sorna y lo amordazó con más cinta.
-Ahora te voy a colmar de voces– le dijo.
Y con el lapicero llenó su cuerpo de palabras obscenas. Al cabo de un largo rato, repasó cada palabra con la navaja. El pervertido era fuerte, pero estaba inmovilizado… trató de defenderse, pero como estaba atado no pudo más que resistirse a la amenaza de una laceración más fuerte. -Así te quería ver… ¡caíste como la rata que sos!
El dolor era insoportable. El pervertido podía presentir su agónico desenlace. Al final de tantas palabras de sangre, ella pensó que lo justo era matarlo como lo había soñado... destazándolo como el cerdo que era mientras pronunciaba una a una las palabras soeces que le había escrito…
Luego de saciar su imaginación con sutiles cortes ocasionales sobre los muslos y el vientre, se incorporó lentamente y lo miró como perra agradecida. Lo llevó con dificultad hasta el baño y ahí abrió la ducha. Le lavó cada letra escrita en su piel mientras él se retorcía por el ardor. Se colocó a un lado de su cuerpo y penetró la navaja en la ingle… un borbollón de sangre explotó como volcán en erupción… Verlo convulsionar fue un placer. Al fin le demostró que no era una puta, que era más que eso, le demostró que para ella, cada llamada era algo más que la búsqueda de una excitación malsana, que era su inocente presa y como enorme oportunidad se le había presentado para ser aprovechada.
Pensó en mayores torturas, cortarle la planta de los pies, cortarle el pene impregnado con la sangre que aún salía copiosa de la ingle, o extraerle su sucia lengua. Pero se contuvo pues él estaba inmóvil. En lugar de eso, puso su rodilla derecha sobre el vientre hasta que ya no vio salir más sangre…
Miró el reloj, cinco para las nueve. Se dio una ducha junto al cadáver. Por fin pudo mirarse al espejo, detalló sus pupilas dilatadas y el temblor de sus manos. Luego, preparó la maleta. Se metió a la cama… miró el teléfono y sonrió somnolienta.
A las 9:45, un sonido la despertó…
-Putita, te quiero para mí.
Y aprovechó la flaqueza del pervertido para atarle los pies con la cinta que había comprado. Siguió desnuda y justo sobre él, vació de una bolsa el resto de cosas que había comprado antes de volver al departamento. Había un lapicero de tinta negra y una navaja. Lo miró con sorna y lo amordazó con más cinta.
-Ahora te voy a colmar de voces– le dijo.
Y con el lapicero llenó su cuerpo de palabras obscenas. Al cabo de un largo rato, repasó cada palabra con la navaja. El pervertido era fuerte, pero estaba inmovilizado… trató de defenderse, pero como estaba atado no pudo más que resistirse a la amenaza de una laceración más fuerte. -Así te quería ver… ¡caíste como la rata que sos!
El dolor era insoportable. El pervertido podía presentir su agónico desenlace. Al final de tantas palabras de sangre, ella pensó que lo justo era matarlo como lo había soñado... destazándolo como el cerdo que era mientras pronunciaba una a una las palabras soeces que le había escrito…
Luego de saciar su imaginación con sutiles cortes ocasionales sobre los muslos y el vientre, se incorporó lentamente y lo miró como perra agradecida. Lo llevó con dificultad hasta el baño y ahí abrió la ducha. Le lavó cada letra escrita en su piel mientras él se retorcía por el ardor. Se colocó a un lado de su cuerpo y penetró la navaja en la ingle… un borbollón de sangre explotó como volcán en erupción… Verlo convulsionar fue un placer. Al fin le demostró que no era una puta, que era más que eso, le demostró que para ella, cada llamada era algo más que la búsqueda de una excitación malsana, que era su inocente presa y como enorme oportunidad se le había presentado para ser aprovechada.
Pensó en mayores torturas, cortarle la planta de los pies, cortarle el pene impregnado con la sangre que aún salía copiosa de la ingle, o extraerle su sucia lengua. Pero se contuvo pues él estaba inmóvil. En lugar de eso, puso su rodilla derecha sobre el vientre hasta que ya no vio salir más sangre…
Miró el reloj, cinco para las nueve. Se dio una ducha junto al cadáver. Por fin pudo mirarse al espejo, detalló sus pupilas dilatadas y el temblor de sus manos. Luego, preparó la maleta. Se metió a la cama… miró el teléfono y sonrió somnolienta.
A las 9:45, un sonido la despertó…
-Putita, te quiero para mí.
16 comentarios:
Definitivamente no me lo esperaba...
(no tengo nada mas que decir jeje)
Un saludo!
me hizo llorar.
no quiero volver jamás a leer algo asi.
en toda mi puta vida.
¡¡MARCELA!!
¡¡¡Qué bueno!!!
Perverso y excelente.
Mhmhmh.. excitante. Que más hay que decir??!! =)
Saluditos.
Excelente. ME encantóooooooo ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh. Gulp!
No hay palabras!!!
Simplemente excelente!!!
De lo mejor que he leído por aquí.
muy bueno... excelente final...
saludos...
Debo reconocer que me has asombrado. De acuerdo a cosas anteriores que leí en tu blog, no pensé que tenías una vena literaria tan buena, ni que pudieras ocultar ese perfil tan especial.
La idea del "thriller" es excelente, bien llevado, bien redactado y con un remate certero e impensado, tal como debe ser.
Te sugeriría que sigas en la misma línea, lo cual no es fácil, requiere imaginación y tiempo.
Te lo digo yo, que desde que ingresé con mi blog, me veo "exigido".
Felicitaciones y un beso
Felicitaciones y un beso
MMMMMMMMM UPSSS!!!!! Eso estuvo bueno, yo no soy un buen lector para no decir que no leo del todo, pero con sus post es diferente.
see ya!
Feliz Miércoles Santo.
Saluditos.
Que susto!!! Muy bueno, lo felicito, me mantuvo pegado a la pantalla todo el rato.
Dios mio...excelente... no habia leido algo tan bueno.. aplausos, clap clap clap... abrazos.
oye xwoman, muy bueno, me gusto mucho, pura tensión... me encante ese estilo
que bueno de verdad marceliña muy bueno, genial...
El ritual de siempre al leer semejante obra maestraª Todos de pie por favor aplaudan!!!
Extraordinario! lo mejor que te he leído, sacrilega! Extraordinario!
SAcrílega? ajajajajajajaj!!
y salidita la semana santa!
jajajaj
Gracias todos por comentar.
Abrazos!
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