lunes, septiembre 07, 2009

El trabuco.

Dedicado a Iolante



Siempre que entra a la clínica sueña con catapultar sus años. No es su pingüe abdomen, ni el chiflón que intenta colarse debajo de la puerta lo que le atormenta. Es el trabuco que no tiene en la mano, para asesinar el deseo que siente por su joven enfermera.


3 comentarios:

Amorexia. dijo...

que lindo esto... distinto, solo la mirada hábil lo capta...

deshora.

Anónimo dijo...

Coincido con Amorexia. Muy lindo

Anónimo dijo...

El amor lo es todo y a veces es locura o entrega.

Gracias cielo, soy iolanthe, es que pierdo la memoria y pierdo las claves, soy un desastre, perdí el trabuco también. ;P