Pensé, por sobre todo pensé
Yo pensaba que podía amarte
con todas tus noches en vela
o con tus carnes encendidas.
Pensé que mis manos
podían llenarte más que el sexo
y que mi aliento
sería el mejor sabor en tus labios.
Creí que podría sentarme contigo
y envejecer entre olas.
Creí que dejaría mi libertad
solamente para asirme
a tu cuerpo blanquecino.
Tuve la certeza de que navegaríamos juntos
sin más preocupación que un verso;
o que haríamos el amor
en el sexo de América.
Supuse me harías un café
cuando estuviera muerta
o que te lloraría
cuando por fin
abrieras los ojos.
Pensé que mi labio
era agudo
y que tu lengua era un cielo abierto
sin más lluvia que un gemido.
Pensé que éramos
uno
hasta que empecé a escribir
estos versos.
2 comentarios:
Lo peor ese convencimiento de que tal vez, tal vez quijotizaste demasiado a -en tu caso- a ese Alonso Quijano. Es darse cuenta.
Diantre, no existe nadie tan sublime que al otro día no se le encuentre un fallo, un manía desquiciante, una imperfección en los dientes. O descubrir, que no, no es lo que uno quiere, o no, uno no es lo que se quiere.
PD: Me gusta mucho la foto que pusiste en el profile, más alegre y menos triste que la que tenías antes.
Justo el comentario para esta entrada!
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