El baile de las gorditas*
Para Ana Escoto
Susanita olvidó su autoestima y se puso el mejor traje. El entusiasmo no le cabía en el pecho aunque iba sola. Aquellos ojos verdes parecían quebrarse en un leve manto de bruma. Salió temprano. No quería perder detalle.
Cuando Roberto la viera con semejante traje apretando sus graciosos senos y notara la curva que bajaba por su espalda quedaría impactado. Ese era su sueño anhelado desde que entró al colegio. Hoy estaba segura que lograría el cometido de besarlo. Y… ¡¿cómo no?! Se había puesto la peineta de plata en medio de su cabello con sutiles ondulaciones doradas.
Luego de varios minutos llegó el galán: porte sereno, mirada sagaz, aroma fresco. Y toda la ilusión se le desbordó de repente. Al fondo, la música que gritaba a ritmo de reggaetón, las desdichas de una pobre diabla. Aquellas notas sólo podían impacientar más su deseo.
Pero la noche seguía su curso y como cruel maquinación del destino, apareció Alejandra con sus amigas, las mismas populares cabezas - huecas de toda la vida. Esas, que le habían acongojado la existencia desde sus primeros días de colegiala.
Luego de tal enfado, lo temido: Roberto bailando con Alejandra y ella sentada en su traje apretado, con las pupilas dilatadas, mientras Roberto besaba a la monumental jovencita. La furia tomó su rostro de niña herida mientras comparaba su desdicha con las enormes curvas de Alejandra. ¡Claro! Esas habían sido las culpables, aquella belleza regordeta le arrebataba su sueño más puro. Roberto se complacía en medio de aquellos flácidos brazos, potentes brazos que parecían ahogarlo y así, las manos de Roberto que acariciaban la amplitud de su espalda propiciando el goce de su rostro entre los senos de Alejandra. ¡Era una dolorosa visión! Pobre Susanita; recordó los reproches en su casa: que fulana está más saludable, que tu talla es muy chica, que tu cintura es muy estrecha, que el bikini… ¡ya no se usa!
Sus ojos verdes se inflamaron de líquido y como en la más cruel de las comparaciones supo que no podría competir con la esbelta sinfonía de carne agrietada - estriada mientras su piel lisa y natural la delataba ante los ojos de las hermosas y burlonas gorditas que bailaban tan contentas.
Aún recuerda Susanita esa dura decepción, es por eso que ahora se ejercita en un curso intensivo de cocina.
*Alguien por ahí me pidió que trajera las gorditas al blog. Jejej.
7 comentarios:
me da la impresión de que esta modificado. no recuerdo haber leído antes eso del reggeton, ni una referencia tan explícita "las gorditas bailaban felices."
siempre me pareció que este texto tiene una forma muy extraña de desarrollarse. extrañísima, se trasluce, pero no, se prevee, pero solo a medias, hay una sucesión de hechos tan extraña que da luces, y luego no.
me encanta. es como desordenado. pero me encanta.
y la autora también.
Creo que nihilego debiera pensar en el gusto por la adjetivación que hay en el texto y que, posiblemente de ahí viene el encanto ("desordenado, pero me encanta"). Yo no lo siento desordenado, pero con la aparición de la otra chica es predecible. ¡Ah, mi querida amiga X! Claro que Amelie es deliciosa como película y extraordinaria en su composición estética, en su viaje narrativo de lo singular a lo general. Es buen cine. Nos vemos y saludes a las iguanas, su imagen es un hallazgo como signos de paz y amor, ¿serán jipis?
Miles de estudiantes rebosaron este viernes las gradas del Estadio Universitario, ubicado en la Universidad Central de Venezuela, para participar en una asamblea general denominada "Eco de Libertad", donde exigieron al gobierno respeto a los derechos fundamentales del ser humano.
NO NOS CALLARAN!!!
siempre en la lucha!! siempre!
Muy buena Marce, como siempre.
Me encantó tu blog, realmente buenos temas, buena literatura femenina... eres aguda.
Bárbara.
Marcela, si me permites, ponerle nombre al olor a hiero... Ahhhh es dulce, claro, de otra vida...
imagina a las gorditas bailando, recorde la pelicula fantasia de disney... me gusto mucho tu texto...
espero por el chisme completo, no pude dejar de preguntar... jejeje... abrazos
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