martes, abril 08, 2008

La muerte del poeta.

Para los despojados de sí mismos


Hay poetas que están solos;
que desvisten a la noche
con feroces gritos
y su pluma es martillo
que aplasta las horas.

Estos poetas mueren
al terminar sus versos.
Sólo beben agua
y comen pan de levadura.
Comulgan con sus propios cuerpos
sobre las oscuras cruces
de la soledad.

Ya no tienen hojas blancas
sólo un lienzo grisáceo
y absurdo...
Incitan a la anarquía
entre una lágrima y otra.

A veces no saben qué hacer
con su garganta diminuta
porque en ella se atoran
tantos puntos y tantas comas...

Olvidaron la sonoridad
de una sonrisa
y dejaron de medir las letras
para gastar el tiempo en locuras.

Esos poetas ahora
no pueden dormir
sin añorar a esos seres distantes
que tanto han querido.
No pueden comer porque el estómago
tiene anorexia de deseos.
No pueden soñar la ilusión de un abrazo
desnudo
porque su amante, poesía celosa,
los amenaza con la tortura.

Hay poetas que lloran
como niños hambrientos
sin que nadie acuda,
y su labor de hambre
les deja el infortunio
de un libro publicado
sobre el escritorio
de alguna habitación vacía.

Hay poetas, pobres,
que mueren sin poesía.


***
Sampleo de NihilEgo
2007

Hay poetas que no saben lo
que es un arcoiris monocromo,
y lloran en tecnicolor.

Todos los dolores son negros en
la noche, vino y pantalones
que jamás tuvieron.

Hay poetas que no quieren mas
disonancias en sus vidas, y
arrancan despavoridos de las letras.

Estos poetas olvidaron lo que es
vivir.

Hay poetas que pasan hambre antes
que venderse, que prefieren el
anonimato antes que la esclavitud.

Hay poetas que abandonaron a sus
familias a su suerte, o a la voluntad
de los ventarrones del sur.

Y sufren en silencio.
Son fuertes por un mañana
mejor.

Hay poetas que entre lineas recordaron
morir dignamente.

Hay poetas, hay poesía, Hay
silencios y páginas en blanco ...
como yo.

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