Suposiciones
Yo pensaba que podía amarte
con todas tus noches en vela...
o con tus carnes encendidas.
Pensé que mis manos
podían llenarte más que el sexo
y que mi aliento de vainilla
sería el mejor sabor en tus labios.
Creí que podría sentarme contigo
y envejecer entre olas.
Creí que dejaría mi libertad
solamente para asirme
a tu cuerpo blanquecino.
Tuve la certeza de que navegaríamos juntos
sin más preocupación que un verso;
o que haríamos el amor
en el sexo de América.
Supuse me harías un café
cuando estuviera muerta
o que te lloraría
cuando por fin
abrieras los ojos.
Pensé que mi labio
era agudo
y que tu lengua era un cielo abierto
sin más lluvia que un gemido.
Pensé que éramos
uno
hasta que empecé a escribir
estos versos.
8 comentarios:
Es hermosooooooooo. Me puso triste, eso sí... Un abracito.
Oiga, buen poema, lindas imágenes, me traspasó su nostalgia...recuperó el nivel amiga...a veces hace bien esperar un poquito antes de escribir el siguiente poema...
le cuento que estoy cruzado por la disyuntiva de seguir o no publicando poesía...en fin...
Besos desde Temuko...aquí está cada vez más helado...la espero
Aaaahhhh
"O que haríamos el amor en el sexo de América"....
Mmmm... creo saber dónde queda eso.
En todo caso, ya dijo alguna vez cierta filósofa italiana, que para esas cosas "hay que venir al sur".
1 beso.
Versos en amores solitarios que soñamos acompañados por ausencias.
Bello, linda, tristemente bello!
pero que bello,, ojala la tristeza nos agobie de forma q la dejemos de lado, para salir a caminar por el sexo de América que por cierto es de lo mejor que he leido en imagenes en bastante tiempo.
cariños. M.
Tal vez sea idea mía pero lo sentí triste, re triste :(
Abrazo GRANDE ninda
Nada es para siempre... ni siquiera nosotros mismos...
Besos
Yo pensaba que podía amarte
con todas las mañanas que vivimos ...
o con estas manos de niño que esgrimí antiguamente.
Pensé que mis ojos intactos
podían llenarte mas que el amor
y que mi pelaje de potro
serían las mejores amarras a tus piernas.
Creí que podría sentarme entre tus brazos
a ver envejecer el mundo.
Creí que dejaría mi libertad
solamente para encadenarme
a tu corazón luminoso.
Tuve la certeza de que nos arrastraríamos juntos
a través de toda diferencia y toda dificultad;
o que haríamos el amor
furiosamente después de enemistarnos como en juegos.
Y nos perdonaríamos.
Supuse que te prepararía el desayuno al amanecer
cuando estuvieras exhausta de tanto amor
o que te lloraría cuando
por fin, de la mano,
me guiaras hasta tu mas íntima morada.
Pensé que entre mis labios la verdad
corría aguda
y que tu lengua era la llave para
desatar el infierno de mis carnes
entre las lluvias del sur.
Pensé que eramos
dos,
"tu y yo",
hasta que me enseñaste
sobre el amor.
- 2007.05.30 13.28
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